Kigali elimina gradualmente las motocicletas de gasolina
Los mototaxis de gasolina representan alrededor del 20% de todos los desplazamientos en la capital de Ruanda, lo que los convierte en uno de los principales responsables de la contaminación y de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para promover un medio ambiente más limpio, el gobierno ruandés anunció que pondría fin a la matriculación de motocicletas de gasolina para el transporte público a partir de enero de 2025. A partir de entonces, sólo se podrán matricular nuevas motocicletas eléctricas.
La política está en consonancia con el objetivo del gobierno de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 38% para 2030. Desde 2021, colabora con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en la creación de políticas que faciliten el abandono progresivo de las motocicletas de gasolina en un intento de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación atmosférica en el país. El ministro de Infraestructuras, Jimmy Gasore, declaró a la agencia de noticias AFP que "el mercado y la infraestructura de las motos eléctricas de Kigali están suficientemente desarrollados para apoyar esta transición". Aunque las nuevas motocicletas de gasolina no podrán matricularse para uso comercial una vez que la política entre en vigor, los vehículos previamente matriculados seguirán funcionando en la ciudad.
Ruanda ya ha añadió autobuses eléctricos al sistema de transporte público de la capital. La atención se centra ahora en las motocicletas. El Ministerio de Infraestructuras calcula que en el país circulan unas 110.000 motocicletas, de las cuales 70.000 se emplean comercialmente para la explotación de taxis y 30.000 circulan por las calles de Kigali. Debido a ello, el gobierno ruandés gasta unos 23.000 millones de francos ruandeses (unos 15,8 millones de euros) en importaciones de combustible al año. Centrarse en las motocicletas eléctricas reducirá los costes de importación de combustible a unos 14.000 millones de francos ruandeses (unos 9,6 millones de euros). Juliet Kabera, Directora General de la Autoridad ruandesa de gestión del medio ambiente (REMA), declaró al Diario de Kigali que la nueva política tiene "potenciales ahorros de costes y beneficios medioambientales".
Para que los ciudadanos de Ruanda puedan pasar fácilmente a las motocicletas eléctricas para el transporte, el gobierno ha introducido varios subsidios e incentivos, como la reducción de los precios de la electricidad para las estaciones de recarga y exenciones fiscales para las empresas dedicadas a la producción de baterías y vehículos eléctricos. Otros incentivos incluyen la exención de impuestos a la importación de vehículos eléctricos e híbridos.
Aunque la política pretende desalentar la importación de motocicletas de gasolina, acelerará la inversión en la industria local de la movilidad eléctrica, ya que varias empresas han manifestado su interés por el sector. Por ejemplo, Eve Kayiranga, gerente de SAFI Universal Link, una de las varias empresas ruandesas que venden motocicletas eléctricas, acogió con satisfacción el anuncio. "Esta política no sólo ayuda a reducir las emisiones de carbono, sino que también demuestra los progresos realizados en la construcción de infraestructuras de apoyo a la movilidad eléctrica en Ruanda", declaró al medio de noticias local Barron's.
Los responsables políticos prevén que la medida reducirá las emisiones urbanas al tiempo que creará puestos de trabajo en el mantenimiento de los VE y en la infraestructura de recarga. Mientras Kigali espera una nueva era de transporte eléctrico, el gobierno ruandés trabaja en estrecha colaboración con las partes interesadas. Aunque la política entrará en vigor el año que viene, ahora la atención se centra en las campañas de concienciación pública, animando a los propietarios y operadores de motocicletas a adoptar el cambio y acceder a las subvenciones disponibles.
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