Francia: Una nueva bonificación medioambiental podría expulsar a los VE importados
El presidente francés Emmanuel Macron ya ha anunciado en mayo que quería que las subvenciones estatales para los coches eléctricos dependieran de las emisiones de CO2 durante la producción de los vehículos y las baterías. Ahora, su gobierno ha esbozado los primeros puntos clave.
Prevé la introducción de un sistema de puntos basado en diversos criterios medioambientales, que incluyen las características del propio modelo de vehículo, por ejemplo su peso, pero también el origen y el impacto medioambiental de los materiales utilizados (incluida la batería), así como el historial medioambiental de la planta de montaje y las rutas de transporte hasta el punto de venta.
Para que un modelo eléctrico pueda optar a la ecobonificación reformada, los fabricantes deben presentar a la Agence de la transition écologique (ADEME) un expediente con la información requerida para cada modelo de vehículo. Éstos deberán obtener al menos 60 puntos sobre 100. Antes del 15 de diciembre de 2023 se publicará una lista de los vehículos elegibles, antes de que la ecobonificación reformada entre en vigor el 1 de enero de 2024.
La nueva normativa de subvenciones para los coches eléctricos tiene como objetivo indirecto limitar la importación de vehículos chinos a Francia, que compiten con los VE producidos en el país y en Europa. "Dejaremos de subvencionar los vehículos eléctricos con una mala huella de carbono", comentó el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire. "Estamos dando una ventaja a las empresas francesas y europeas que se esfuerzan por reducir su huella ecológica", añade Agnès Pannier-Runacher, ministra francesa de Transición Energética.
En mayo, el presidente Macron ya había anunciado que las subvenciones se desembolsarían de forma "más selectiva" para reforzar la producción de pilas y coches eléctricos en Europa. En China, que produce el 60% de su electricidad a partir del carbón, es poco probable que muchos fabricantes cumplan los criterios. El impulso a las subvenciones a los VE forma parte de un proyecto de ley presentado también por Macron en mayo para promover la "industria verde" o acelerar la "reindustrialización" de su país.
Una de las afirmaciones más llamativas del presidente francés en su discurso fue que "no debemos cometer los mismos errores que con la industria solar", que se había promovido masivamente en Europa y luego emigró a China. Y "Eso no significa que seamos proteccionistas; no vamos a cerrar el mercado, pero no queremos utilizar el dinero de los contribuyentes franceses para acelerar la industrialización no europea".
Ya entonces, Macron anunció un sistema para evaluar la huella de carbono de la fabricación de un vehículo "desde la batería hasta la construcción del motor".
En primavera, aún se temía que la iniciativa pudiera ser considerada una barrera comercial irregular por la Organización Mundial del Comercio y la UE. No fue así. La Comisión de la UE incluso anunciado recientemente su propia investigación antidumping para examinar la imposición de aranceles punitivos con el fin de proteger a los fabricantes de automóviles de la UE de las importaciones chinas de vehículos eléctricos - un empuje mucho más directo contra los fabricantes chinos que Francia con su enfoque indirecto.
Desde principios de este año, la "bonus écologique" para un coche totalmente eléctrico en Francia sigue siendo de 5.000 euros, independientemente del fabricante y del país de producción. Hasta ahora, el único factor decisivo es que el precio de compra no supere los 47.000 euros.
Sin embargo, la subvención se utilizó cada vez más para promover los coches eléctricos chinos. Los alemanes Handelsblatt escribió en mayo que el 40% de las subvenciones estatales para la compra de un coche eléctrico en Francia en el primer trimestre del año correspondieron a vehículos importados de China.
Supongamos que el reglamento entra en vigor tal y como se ha anunciado. En ese caso, otros fabricantes se verían afectados además de los chinos - por ejemplo, el fabricante estadounidense Tesla, que construye sus Model 3 para Europa en Shanghái. Los fabricantes alemanes también saldrían perdiendo con algunos modelos. Por ejemplo, el Cupra Tavascan o el BMW iX3, que se construyen en China para la exportación.
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