La NASA interrumpe la demostración de un avión eléctrico sin emprender el vuelo
La NASA proporciona información actualizada sobre su avión eléctrico X-57 Maxwell. Presentado en 2020, la agencia espacial estadounidense espera completar el proyecto en septiembre de 2023. Sin embargo, el proyecto concluirá sin despegar.
Inicialmente previsto para el finales de 2020, el vuelo inaugural se retrasó repetidamente debido a diversos problemas, entre ellos cuestiones mecánicas y la falta de disponibilidad de componentes críticos. Esto ha llevado a la NASA a renunciar por completo a los vuelos de prueba al dar prioridad al plazo del proyecto.
"Dada la proximidad del fin previsto de las operaciones de la aeronave, el calendario no permitiría al equipo alcanzar unas condiciones de vuelo aceptables", escribió la NASA en un comunicado.
A pesar de los contratiempos, el proyecto se considera un éxito. El objetivo no era desarrollar un prototipo sino una plataforma de pruebas para tecnologías y métodos de diseño, por lo que la NASA. "Y el equipo hizo precisamente eso, documentar y publicar las lagunas tecnológicas y sus soluciones a medida que se descubrían para que las partes interesadas de la industria pudieran aprovechar esas lecciones lo antes posible".
En cuanto al X-57 Maxwell, los ingenieros de la NASA construyeron el avión modificando un Tecnam P2006T italiano para que fuera propulsado por un sistema de propulsión eléctrica con 14 motores.
Entre los primeros retos se encontraban las baterías, y el equipo descubrió que necesitarían importantes avances en la tecnología de las mismas, según ha informado hoy la NASA. Las baterías de iones de litio instaladas en el avión se calientan a medida que descargan energía, con el consiguiente riesgo de sobrecalentamiento. El proyecto trabajó con la empresa Electric Power Systems de Utah para desarrollar un nuevo sistema de baterías que, según la NASA, demostró ser seguro.
El diseño de los controladores del motor de crucero es otro acierto del X-57 que tiene que ver con el control térmico. Los controladores utilizan transistores de carburo de silicio para ofrecer una eficiencia 98% pensada para el despegue y el crucero de alta potencia, lo que significa que no generan un calor excesivo y que pueden refrigerarse con el aire que circula por el motor. El equipo diseñó inversores que superan los retos y está compartiendo estos diseños en publicaciones técnicas para que la industria pueda utilizarlos como plataforma de lanzamiento para nuevos productos aeronáuticos, según el comunicado.
Para la NASA, esta transferencia de tecnología es una práctica habitual. Por ejemplo, la agencia espacial recientemente probó una tecnología de refrigeración diseñada para soportar misiones a Marte y la Luna, sólo que esta vez, los ingenieros barajaron ideas para utilizar la misma tecnología para refrigerar cables en la Tierra y cargar coches eléctricos a velocidades ultrarrápidas.
Volviendo a la aviación, la NASA tiene la intención de continuar sus investigaciones sobre aviones eléctricos en otros proyectos. La agencia espacial sigue participando en el proyecto Electric Powertrain Flight Demonstration (EPFD) para desarrollar motores eléctricos de aviación de la clase de megavatios con GE Aviation y MagniX. El objetivo es lanzar vuelos regionales y de corta distancia con cero emisiones para 2035.
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