Nuevo eje para coches pequeños y baterías grandes

En Alemania, como parte del proyecto de investigación "E-MLTA" en colaboración con Ford, VW y otros socios, científicos de la Universidad de Siegen han desarrollado un nuevo eje trasero para coches pequeños impulsados por baterías. El objetivo es habilitar más espacio en la carrocería para una batería más grande, de modo que incluso los coches pequeños puedan lograr una mayor autonomía.

Uno de los problemas básicos de muchos coches eléctricos pequeños es que, con las dimensiones típicas de la clase, hay poco espacio entre los ejes para una batería de propulsión suficientemente grande. Como resultado, muchos coches eléctricos pequeños, con su autonomía manejable (y la menor potencia de carga debida a la pequeña batería) son significativamente menos flexibles en trayectos más largos que los modelos de combustión del mismo tamaño.

Con el nuevo eje trasero desarrollado en el marco del proyecto de investigación "E-MLTA" (desarrollo y ensayo de un eje de torsión multibrazo que ahorra espacio), ahora debería ser posible instalar baterías motrices más grandes que aumenten la autonomía de los coches en un 35%, según la universidad alemana. En comparación con los pequeños coches eléctricos actuales, el nuevo eje trasero debería permitir aumentar la autonomía hasta 115 kilómetros.

El equipo del profesor Xiangfan Fang tiene una idea muy sencilla. "Hemos 'volteado' el eje trasero y desplazado así el travesaño del eje hacia atrás, hacia el maletero", explica Fang. "Esto aumenta hacia delante la superficie disponible bajo el coche para la batería". En la práctica, por supuesto, es un poco más complicado, porque para mantener las características de conducción habituales del coche, los constructores de Siegen tuvieron que hacer más ajustes en el eje: Entre otras cosas, varios eslabones y articulaciones garantizan que el coche se comporte con normalidad al frenar y no se vaya hacia arriba con la parte trasera.

El nuevo eje de acero se diseñó primero en el ordenador y se integró virtualmente en la carrocería del coche para simular sus propiedades. A partir de estos datos, se creó el prototipo del eje de acero y se instaló en un Ford Fiesta no eléctrico en colaboración con los socios industriales. Para simular el peso de la batería, se colocaron pesadas placas metálicas bajo el suelo del coche de gasolina. A continuación, el coche se equipó con una amplia tecnología de medición y fue probado exhaustivamente por expertos en el banco de pruebas y en una pista de pruebas de Ford en Bélgica. Allí, y durante otras pruebas de conducción en Olpe, se demostró que el confort y la seguridad del vehículo se mantenían. En algunos puntos, hubo ligeras deducciones, pero sólo en términos de dinámica de conducción. "Pero la diferencia es tan pequeña que sin duda podemos compensarla con una puesta a punto posterior", afirma el profesor Fang.

Actualmente se está trabajando para mejorar aún más el nuevo concepto de eje. Al mismo tiempo, se están manteniendo conversaciones con varios fabricantes de automóviles con el objetivo de instalar de serie el eje trasero en pequeños coches eléctricos. Según el profesor, los representantes de los dos socios del proyecto, Ford y VW, han quedado impresionados por los resultados en general, y ambas empresas están "muy interesadas" en el nuevo eje trasero.

A corto plazo, el desarrollo no llegará a la producción en serie, pero los de Siegen son optimistas. "Estaríamos muy orgullosos si, dentro de unos años, los e-cars circularan con nuestro eje", afirma Fang.

Además de VW y Ford, también participaron en el proyecto "E-MLTA" las empresas Mubea, Vorwerk Autotec, Schmedthenke Werkzeugbau y CP Autosport GmbH. Otro socio del proyecto fue la Universidad Técnica de Colonia. El equipo de la Cátedra de Construcción de Vehículos Ligeros de la Universidad de Siegen (FLB) incluía a Xiangfan Fang y Jens Olschewski, así como a Timo Schlichting y Tobias Nießing. De los 1,6 millones de euros de financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de Renania del Norte-Westfalia, 530.000 euros fueron a parar a la Universidad de Siegen.

Incluye reportaje de Sebastian Schaal

uni-siegen.de (en alemán)