Subaru invierte en un centro de I+D sobre e-movilidad
El fabricante japonés de automóviles Subaru quiere ser más competitivo en el segmento de los vehículos totalmente eléctricos y por ello planea construir un centro de investigación y desarrollo de la e-movilidad cerca de Tokio por valor de $272 millones.
Según un informe, el centro tecnológico de siete plantas abrirá sus puertas en la primavera de 2024 y dará empleo a unas 2.800 personas en los campos de la ingeniería, la planificación de productos y el diseño. El complejo de desarrollo no sólo pretende acelerar el lanzamiento al mercado de nuevos modelos, sino también aumentar la flexibilidad, para poder reaccionar ante la demanda regionalmente variable de coches eléctricos.
Subaru el primer modelo eléctrico se llamará Solterra y se lanzará el próximo año, inicialmente en EE.UU., Japón, Canadá, Europa y China. Según los medios de comunicación, los concesionarios de California, Massachusetts, Nueva Jersey, Connecticut, el estado de Washington, Washington DC, Vermont, Nueva York, Maine, Rhode Island, Oregón, Pensilvania, Maryland, Delaware y Colorado recibirán los vehículos en primer lugar.
Sin embargo, el Solterra no es un desarrollo propio, sino que procede de una cooperación con Toyota: Subaru se está haciendo con toda la plataforma electrónica del mayor fabricante de automóviles japonés. La contrapartida de la e-TNGA de Toyota se denomina oficialmente e-Subaru Global Platform o e-SGP para abreviar. El desarrollo de la plataforma electrónica conjunta ya fue anunciado en 2019. La idea es poder combinar módulos y componentes para construir "diferentes tipos de vehículos eléctricos".
Los nuevos modelos contarán con nuevas cadenas cinemáticas híbridas, sistemas de asistencia al conductor y conectividad, según un Torquenews informan, y lo logrará con "motores eléctricos de gran respuesta, la capacidad AWD de Subaru y una dinámica de conducción aún mejorada".
Subaru pretende que sus ventas mundiales de vehículos eléctricos de batería o modelos híbridos-eléctricos alcancen al menos el 40% en 2030. Para 2050, las emisiones de CO2 de los vehículos nuevos vendidos en todo el mundo deberán reducirse al menos un 90% con respecto a los niveles de 2010.
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