La producción de vehículos en el Reino Unido baja 5% en septiembre
Parece que el Brexit está empezando a tener serios efectos en las capacidades de fabricación del Reino Unido, mientras los fabricantes siguen esperando la última palabra. La producción británica de automóviles cayó en septiembre, con un descenso de la producción de 5%, para registrar el peor resultado para ese mes en 25 años.
Las cifras proceden de un estudio publicado por la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles (SMMT). Aunque esto refleja las cifras globales, la producción de vehículos eléctricos ha crecido. En septiembre, la producción de los últimos vehículos eléctricos de batería creció 37% interanual, y la inmensa mayoría (76,6%) se exportó, muchos de los cuales fueron a parar a nuevos propietarios en la UE.
Las exportaciones descendieron un 9,7% hasta un total de 87.533 unidades. Esto supone más de las tres cuartas partes de la producción. Al mismo tiempo, el panorama local fue ligeramente diferente, ya que la producción para el mercado nacional aumentó en 14,5%, aunque esto sólo equivale a 3.440 vehículos.
La tendencia negativa no sólo se debe al Brexit que se avecina, o al Covid-19 que ha visto un aumento de los vehículos de cero emisiones frente a los contaminantes. Los estragos en la industria automovilística británica vienen de lejos: En los nueve primeros meses de 2020, la producción de automóviles en el Reino Unido se redujo en 35,9% con respecto a los niveles de 2019. Esto corresponde a un total de 632.824 vehículos construidos durante el periodo. Las previsiones para este año apuntan a que las fábricas producirán menos de 885.000 coches a finales de año.
Dependiendo de cómo vayan las cosas, esta tendencia puede ir en cualquier dirección. En particular, un Brexit sin acuerdo perjudicaría a la industria, al igual que un arancel 10% aumentaría el coste de los coches eléctricos fabricados en el Reino Unido y exportados a la UE en una media de 2.000 libras por vehículo, según un estudio realizado por SMMT. Esto se traduciría entonces en una menor inversión extranjera en la floreciente industria británica de vehículos eléctricos, lo que podría detener la ola de electrificación a mitad de la cresta, aunque, por supuesto, puede que 2020 aún nos depare algunas sorpresas.
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