Medida drástica.
Después de que un Dodge Journey fallara repetidamente, una pareja estaba tan enfadada que ni siquiera se atrevieron a venderlo. Tras recibir poca ayuda del fabricante, optaron por descargar su ira pública y espectacularmente atropellando el coche con un tanque. Si la vida te da un limón, haz limonada.
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