Patrulla de loros.
La policía de Ciudad de México no daba crédito a lo que oía al examinar a un conductor en un control rutinario. Desde el interior del coche, una voz áspera decía repetidamente: "Está borracho, está borracho". Tras un examen minucioso, se descubrió que el chivato era el loro mascota del conductor. Su traición, sin embargo, no cortó el vínculo entre el amo y su aleteante amigo, ya que al final fueron juntos a la cárcel.
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